Muchas averías en cerraduras comienzan con algo pequeño: una llave que cuesta girar, un pestillo que no encaja bien o una puerta que empieza a rozar.
Y aunque parezcan detalles sin importancia, ignorarlos puede acabar en una urgencia.
El mantenimiento de cerraduras es clave para evitar sustos, alargar la vida útil de tus puertas y ganar en seguridad. Igual que revisas el coche o purgas la calefacción antes del invierno, tus cerraduras también necesitan un repaso de vez en cuando.
En este artículo te explico por qué hacerlo a tiempo te ahorra dinero, problemas… y más de un disgusto.
Las cerraduras también se desgastan (aunque no lo parezca)
Tú las usas todos los días, varias veces. Pero ¿cuándo fue la última vez que revisaste una cerradura?
Lo normal es no acordarse de ellas hasta que algo falla: la llave se atasca, hay que hacer fuerza para girarla o directamente ya no abre. Todo eso no pasa de la noche a la mañana. Son señales que avisan de desgaste.
El mantenimiento de cerraduras ayuda a detectar esos pequeños avisos antes de que se conviertan en una urgencia. Hablamos de limpiar los mecanismos, revisar que no haya holguras, engrasar con productos adecuados y comprobar que el bombín no esté suelto o deteriorado.
Con eso, alargas la vida útil de la cerradura y te ahorras llamadas de emergencia.
El mantenimiento de puertas no es solo comodidad, es seguridad
Aquí no hablamos solo de que la puerta cierre bien. Una puerta que no encaja correctamente, que se ha desajustado o que tiene una cerradura floja es una invitación a problemas.
El mantenimiento de puertas incluye comprobar el estado de las bisagras, los cierres y los marcos. Si alguno de esos elementos falla, aunque la cerradura esté bien, se pierde parte de la seguridad que debería darte esa puerta.
Y ni te cuento si hablamos de puertas de seguridad. Estas están diseñadas para resistir intentos de robo, pero solo lo hacen bien si están bien instaladas, selladas y ajustadas. Si el marco está flojo o la puerta roza, ya no cumple su función al 100 %.
Revisarlas periódicamente es una forma sencilla de reforzar la seguridad en el hogar sin tener que hacer grandes inversiones.
Lo barato no siempre sale caro… si haces mantenimiento a tiempo
Te lo digo con sinceridad: el mantenimiento de cerraduras y puertas es de esas cosas que cuestan poco y ahorran mucho.
Porque cuando no se revisa nada, lo que empieza como “la llave entra rara” puede acabar en “Nico, me he quedado encerrado” o “Nico, he forzado tanto que ahora no abre ni cierra”.
Y ahí ya no hay vuelta atrás. Hay que cambiar piezas, romper la cerradura o incluso sustituir la puerta completa.
Cuando hago una revisión preventiva, muchas veces con un simple ajuste, una limpieza interna y una buena lubricación, el problema desaparece. Y el cliente se queda tranquilo sabiendo que todo está en orden.
¿Cada cuánto conviene hacer el mantenimiento?
Buena pregunta. No hay una regla fija, pero si tengo que darte una orientación, te diría esto:
Si es una vivienda habitual: una revisión una vez al año es suficiente.
Si es una casa de campo, segunda residencia o local que no usas a diario: cada seis meses sería lo ideal.
Y si ya notas algo raro (la cerradura va dura, la puerta roza, hay que dar portazo para cerrar), entonces no esperes. Cuanto antes lo mires, mejor.
Reparación de puertas: más allá de la cerradura
Muchos piensan que todo gira en torno al bombín, pero en realidad una puerta tiene muchos puntos que pueden fallar: las bisagras, el marco, el pestillo, el sistema de cierre automático, incluso el pomo.
Una buena reparación de puertas implica revisar el conjunto, no solo cambiar la cerradura. A veces una puerta se descuelga milímetros y empieza a rozar el suelo. O una persiana empotrada choca al cerrar. Todo eso se puede arreglar rápido si se pilla a tiempo.
Y si hablamos de puertas de seguridad, ahí sí que no